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Un equipo de científicos marplatenses investigó una terapia novedosa con diuréticos para pacientes con compromiso pulmonar (edema). Infobae anticipó la primera etapa en plena pandemia. El líder del ensayo clínico, José Francisco Santos, compartió los resultados más recientes, que también fueron publicados en el Journal of Clinical Medicine

Está claro que la pandemia de COVID-19 aún no ha terminado. Y que lo mejor del paso del tiempo, además de haber disminuido la virulencia del virus SARS-CoV-2 por el efecto protector de las vacunas, es que los científicos pudieron tomar perspectiva, y trabajar para aportar nuevos tratamientos que se habían probado como ensayo y error - casi histéricamente- en un contexto de catástrofe global.

La vacunación - en sus diversos tipos y plataformas- protegió a las personas de desarrollar una enfermedad de grave a severa a causa de la infección que provoca el virus SARS-CoV-2. Sin embargo, la enfermedad COVID sigue causando que miles de personas cada día habiten las unidades de terapia intensiva por COVID grave cuando la enfermedad se espiraliza, y puede causar la muerte. Para aquellos que están en riesgo, un equipo de médicos argentinos desarrolló un abordaje terapéutico innovador, del que Infobae adelantó los datos de la primera etapa de la investigación durante la pandemia dura, y ahora lo hace con los resultados respaldatorios de la segunda. Durante la pandemia dura se dispararon miles de investigaciones con diversas hipótesis para seguir la pista de un tratamiento eficaz frente a un virus desconocido hasta ese entonces, como el SARS-COV-2, que causaba infecciones pulmonares y el colapso del organismo de los contagiados. En especial en las poblaciones de adultos mayores, en personas con comorbilidades previas (como diabetes, hipertensión, pacientes oncológicos, cardíacos, obesos, entre otros) y que dejaba a las UTI colapsadas sin protocolo alguno para la asistencia de estos pacientes.

En aquel momento, una de las hipótesis más fuertes planteaba que el compromiso pulmonar se debía a una tormenta de citoquinas que el virus desataba en el organismo, por lo que la terapéutica habitual se enfocaba como una neumonía viral, y cuyo tratamiento sugerido sería con antiinflamatorios y antivirales. Sin embargo, hasta fines del 2020, los pacientes se amontonaban en las salas de emergencia y las cifras de muertes superaban su propio récord semana tras semana.

Con ese panorama sombrío que se replicaba en todos los centros de salud del mundo, un abordaje original desde la ciudad argentina de Mar del Plata mostró un nuevo camino que podía cambiar la forma de tratar a los pacientes en las unidades de emergencias. Este equipo de científicos argentinos, liderados por el médico José Francisco Santos (MP 93055), director de la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) de la Clínica Colón de Mar del Plata, encontró que la mayoría de las personas con cuadros graves no desarrollaba neumonía, sino que en realidad se trataba de un cuadro de edema pulmonar, producto la inflamación y la retención de líquidos que la infección por coronavirus provoca en el organismo. Y esto es lo que provocaba el avance sobre su sistema respiratorio.

Un enfoque innovador en lo peor de la pandemia

“Detectamos que el virus SARS-CoV-2 en una etapa de avance sobre los pulmones del paciente genera un edema pulmonar que puede ser tratado con diuréticos. Este nuevo tratamiento fue aplicado como consecuencia de modificar el punto de vista sobre cómo actúa el nuevo coronavirus en el organismo y así cambiamos la forma de tratar a los pacientes internados en UTI”, adelantó Santos a Infobae en diciembre de 2021. El doctor José Francisco Santos es especialista en Terapia Intensiva.

Tras esas observaciones preliminares sobre los primeros pacientes, el objetivo fue liberar el agua que provoca el edema, con diuréticos y no con antiinflamatorios. “Cambiamos la forma de interpretar la lesión en el pulmón que tienen los pacientes con COVID. En lugar de neumonía, lo que los pacientes presentan predominantemente es edema pulmonar”, contó a Infobae.

Así, en lugar de la terapia estándar con antivirales y antiinflamatorios, los investigadores marplatenses encontraron que el tratamiento con diuréticos brindaba una opción efectiva para reducir la retención de líquidos en los pulmones, restaurar la oxigenación y disminuir la mortalidad de los pacientes.

En diciembre de 2021 publicaron el primer estudio en la prestigiosa Journal of Clinical Medicine, con sede en Suiza, con el título “Edema pulmonar en COVID-19 tratado con furosemida y el equilibrio de líquidos negativo (NEGBAL): un enfoque distinto y prometedor”. En el documento ya se vislumbraban los resultados alentadores en los primeros 20 pacientes. En ese momento la comunidad científica no encontraba un tratamiento efectivo para abordar y frenar el colapso de las unidades de emergencias, y el equipo de Santos ya había tratado a 20 pacientes con COVID-19 grave bajo esta hipótesis, pero sin quitar los medicamentos utilizados hasta ese momento (antivirales y antiinflamatorios) sino “agregando diuréticos, con la droga furosemida”. Santos admitió que “la sorpresa fue mayúscula porque pensábamos que iban a tener un mejoría leve al sacar ese componente de edema, pero nos encontramos con que la mejoría no fue discreta sino muy significativa”. “El tratamiento sirve en todos los COVID-19 que requieren oxígeno”, aseguró Santos y compartió la satisfacción inicial que experimentó al notar que “los pacientes rápidamente mejoraban los resultados observados en la tomografía, la oxigenación y sobre todo mejoraban su falta de aire, a tal punto que dejaron a los pocos días de requerir el oxígeno y en pocos días más se pudieron ir a la casa”.

El primer año de pandemia configuró un escenario que recordaba a la vida en guerra. Las calles estaban vacías, los hospitales repletos, y los profesionales de la salud trabajaban sin pausa frente a un sistema sanitario al borde del colapso. Con las vacunas aún en investigación y desarrollo - las primeras fueron autorizadas de emergencia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a fines de 2020- este grupo de científicos argentinos en Mar del Plata llevó adelante un abordaje terapéutico que cambiaba por completo la forma de tratar a los pacientes de COVID grave internados en unidades de emergencia. Infobae adelantó en exclusiva el paso a paso de este hallazgo.

El doctor José F. Santos, apeló a su experiencia como director de la UTI de la Clínica Colón marplatense desde el minuto cero de la irrupción del COVID-19. Y con el oficio que dan las horas acumuladas de diagnóstico médico decidió, junto a su equipo de trabajo, utilizar tomografías de tórax en lugar de radiografías para el diagnóstico de todos los pacientes con coronavirus (con o sin problemas pulmonares) que ingresaban al centro médico de la ciudad costera. Esta práctica médica le brindó mucha más precisión y abrió la posibilidad de una nueva interpretación sobre la lesión pulmonar que presentaban los cuadros graves.

Nuevo estudio

A partir de la hipótesis de que en la infección por COVID-19 los pulmones no están inflamados, sino que tienen exceso de líquido, y convencidos de el tratamiento con diuréticos es viable como terapia para enfrentar el avance del COVID-19 en el organismo, el doctor Santos y su equipo siguieron a paso firme con su investigación. Tras avanzar en un ensayo en el que estudiaron a 116 pacientes con lesión pulmonar por COVID-19, el equipo elaboró un segundo documento con sus hallazgos. La investigación “La lesión pulmonar en COVID-19 tiene al edema pulmonar como un componente importante y el tratamiento con furosemida y balance de líquidos negativo (NEGBAL) disminuye la mortalidad”, fue publicada en el Journal of Clinical Medicine, con resultados contundentes al comparar los datos clínicos de personas que recibieron el tratamiento con diuréticos, respecto a quienes sólo fueron tratadas con la terapia estándar.

“Nuestro hallazgo fundamental es que el compromiso pulmonar por COVID-19 que parece neumonía, en realidad es predominantemente edema y por eso el tratamiento con diuréticos (furosemida) es efectivo y los resultados son tan buenos”, señaló el doctor Santos a Infobae. Para arribar a esta conclusión, los investigadores marplatenses detectaron que, para ingresar en el organismo, el virus del SARS-CoV-2 se une a una proteína que se llama ECA2 y, además, la destruye. En consecuencia, los pacientes con COVID-19 tienen bajos niveles de esa proteína que es clave para mantener el equilibrio de los líquidos corporales. Por eso, cuando hay déficit de ECA2 el organismo retiene líquidos en exceso.

La confirmación de la observación inicial

En sus primeras observaciones en pacientes con compromiso pulmonar, al equipo del doctor Santos le llamó la atención dos aspectos que no coincidían con lo que clínicamente se define como neumonía: la silueta cardíaca y la vena cava superior estaban muy aumentadas de tamaño. “Esos dos datos no son observables en las neumonías, pero sí se observan cuando el paciente tiene un exceso de líquidos. Con ese enfoque, en aquel momento, supusimos que los pacientes tenían una neumonía por COVID-19 más un edema pulmonar y decidimos iniciar el tratamiento con diuréticos”. Al ver los resultados, los médicos se sorprendieron, al observar a través de tomografías, una mejoría pulmonar de entre el 80 y 95%.

“Gran cantidad de investigaciones previas han demostrado que las personas con coronavirus tienen niveles bajos de ECA2 y tienen hormonas muy altas como la Angiotensina 2 y la Aldosterona que son las que retienen líquidos, por eso durante la infección ese líquido retenido se acumula en algún sitio del organismo, por ejemplo, en los pulmones como edema pulmonar”, señaló el experto. El especialista destacó que esto “tiene un altísimo impacto para el futuro de los tratamientos para pacientes graves de COVID-19. Nadie más debería morirse por COVID en caso de lesión pulmonar si los tratamos adecuadamente con diuréticos”.

En el primer documento publicado, el equipo de investigación argentino divulgó los resultados obtenidos en un grupo de 20 pacientes en los que el tratamiento con furosemida y enfoque NEGBAL había mostrado mejoras tanto en la oxigenación como en los resultados clínicos generales.

En este segundo estudio de casos y control, los científicos evaluaron la eficacia del tratamiento en 58 pacientes, que fueron hospitalizados en la Clínica Colón, a los que se les administraron diuréticos EN, en comparación a otros 58 pacientes que recibieron el tratamiento estándar que se practica en el resto del mundo: antivirales y antinflamatorios para la neumonía. “En la comparación, los pacientes con el tratamiento con furosemida presentaron una tasa de mortalidad cuatro veces menor que los que no siguieron el tratamiento.

En muy pocos estudios se observa una disminución tan drástica de la mortalidad. Pero además no solamente se produjeron menos muertes, sino que mejoró la oxigenación por lo que no necesitaron asistencia asistencia respiratoria mecánica y estuvieron muy pocos días en terapia intensiva”, detalló el doctor Santos. Estas conclusiones no solo son alentadoras por la fuerte reducción de la mortalidad por COVID-19, sino que, además, la mejoría de todos los parámetros clínicos de los personas hospitalizadas con la infección, es clave para el bienestar de los pacientes durante la internación por la enfermedad.

FUENTE:

www.infobae.com